Página 132 - Econoìmica Cafetera No. 29

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y asistencia técnica, la operación del INME-
CAFE con equilibrio financiero, lo cual signi-
ficó mantener un alto nivel de eficiencia en el
gasto público destinado al sector cafetalero
y evitar las distorsiones en los precios pro-
vocadas por la intervención gubernamental.
Uno de los puntos más importantes de este
plan de reestructuración fue la desaparición
del INMECAFE en un plazo de 3 años, plazo
en el que debió efectuarse la transferencia de
todos los bienes en su poder hacia el sector
privado. Paralelamente, otros esquemas de
apoyo a los productores de café se dieron a
conocer en este plazo para compensar el re-
tiro del Instituto.
La respuesta más importante de compensa-
ción del Gobierno Federal se dio en 1990,
cuando se publicó el Programa Nacional de
Modernización al Campo 1990-1994, en
donde una pieza clave para atacar la pobre-
za de los productores agrícolas fue el Progra-
ma Nacional de Solidaridad. En el caso de
los productores cafetaleros, el operador fue
el Instituto Nacional Indigenista, dada la alta
cantidad de productores indígenas en esa ac-
tividad. Con la supresión de los créditos para
levantamiento de la cosecha que ofreció el
INMECAFE, en el ciclo 1990/91 el Progra-
ma Nacional de Solidaridad ofreció créditos
a la palabra por 65 millones de nuevos pe-
sos destinados al financiamiento de la pro-
ducción cafetalera. Para el ciclo 1993/94 sus
apoyos alcanzaron 223 millones de nuevos
pesos, destinados al financiamiento de la
producción, el corte y acarreo y el acopio y la
comercialización (CMC, 1994).
Para los productores con capacidad de pago,
la banca de desarrollo fue quien atendió al
sector, principalmente BANRURAL y FIRA, las
cuales fungieron como las instituciones de
crédito para los productores que tuvieron ca-
pacidad de pago. La orientación de los cré-
ditos fue principalmente para el capital de
trabajo y las inversiones en terrenos producti-
vos o a la reposición de cafetales. Las fuentes
de financiamiento para los productores más
aventajados y con potencial productivo fue-
ron los bancos comerciales. Además se trans-
formó el Fideicomiso de administración e in-
versión del fondo regulador de existencias del
Café (FIDECAFE) en un fideicomiso de ad-
ministración propia, en donde BANCOMEXT
actuó como fiduciario y cuyo monto ascendió
a 310 mil millones de pesos
4
. Este fideicomi-
so fue constituido para funcionar como ga-
rantía ante la banca de desarrollo y así obte-
ner créditos de hasta 5 veces la cantidad que
cada productor tuviera depositado, aunque
también se diseñó para funcionar como fon-
do de contingencia y como un fondo que sir-
viera para la modernización de la actividad.
Sin embargo, posturas políticas de las orga-
nizaciones de productores y las presiones de
las instituciones gubernamentales de crédito
provocaron que una parte de los recursos se
canalizaran para los afiliados de las organiza-
ciones más poderosas y para el pago de cré-
ditos vencidos de productores (Celis, 2001,
19 de diciembre). Esto provocó un desvío de
una parte de los recursos de este fideicomiso,
por lo que no se utilizó para propiciar el de-
sarrollo de la actividad cafetalera en lo gene-
ral sino para resolver problemas particulares
4
El FIDECAFE fue creado en 1988 con aportaciones de los cafeticultores.