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La improvisación responsable

 

Hace unos días asistí a  un foro sobre la situación cafetera en la Universidad Javeriana. Hubo varios invitados, entre ellos representantes de las comunidades indígenas, de la unidad agraria, del Ministerio de Agricultura,  un cafetero líder del paro cafetero,  y profesores de la Universidad Javeriana de la Maestría de Desarrollo Rural.

Por supuesto la Federación de Cafeteros se hizo presente. Los organizadores de la actividad académica también le plantearon a los participantes su opinión sobre la importancia o no de la continuidad de una institución como la Federación de Cafeteros.

En síntesis se hicieron varios planteamientos muy relacionados con algunos servicios que la institucionalidad cafetera le presta a los cultivadores del grano. Por ejemplo, que los niveles de infección de roya están por las nubes, que la  variedad Castillo® no produce y que la están erradicando, que el PIC, protección al ingreso cafetero no funciona, que si los cafetales se fertilizan con una cantidad dos veces la recomendación técnica,  así mismo la producción por planta será el doble y que los créditos para la renovación son onerosos.

Cuando escuché dichas opiniones se me vino a la cabeza un concepto que conocí hace algunos años y que hace referencia a la improvisación responsable.

Este concepto es una característica fundamental en el uso de las palabras y quizás algunos se escandalicen cuando este tipo de improvisación se plantea. Muchas veces sobre la marcha y en un tipo de foro como el mencionado hay que cambiar de libreto. La improvisación responsable significa el mantener a flor de labios una serie de  conocimientos, de cifras, de razones, de explicaciones, de puntos de análisis para expresarlos cuando menos se piensa. Es el aprendizaje de  muchas concepciones para tenerlas en la mente y poder juntarlas y ordenarlas cuando nos toque improvisar.

Y hay responsabilidad en dicha improvisación porque los conocimientos se aprendieron con responsabilidad y se ha tenido tiempo de verificar principios y cifras.  Es decir, se han consignado en la mente y se han conservado  listos para  cuando  haya necesidad de convertirlos en efectivo, eso sí tratando de precisar y aterrizar lo que se quiere decir.

Por supuesto, las respuestas ciertas y confirmadas a los planteamientos equivocados se dieron quizás de manera improvisada, pero responsable. Primero se escuchó con atención y respeto. Luego se dijo que los niveles de infección de roya hoy están en Colombia en  el 7.7% y que en Centroamérica están en el 50%, con el anuncio de que en aquella región un millón de personas se quedarán sin empleo como consecuencia de esta enfermedad. Allí no hay variedades resistentes y por el contrario tratan de conseguirlas en países como Colombia.

Se aclaró que la variedad Castillo se demoró cerca de 20 años antes de ser entregada a los productores y que en Colombia el 54% de su caficultura está hoy en variedades resistentes y en manos de cafeteros que sienten seguridad en lo que siembran, porque hay seriedad en lo que se investiga. 

 

 

Además, que de cada 100 granos de variedad Castillo por lo menos 81 corresponden a un tamaño por encima de la malla 16, frente a 51 granos de la variedad caturra, es  pues el grano de la Castillo más pesado. Hay adaptación de la variedad Castillo a regiones particulares y nuevas combinaciones de genes de resistencia.

Cuando se preguntó sobre el nombre de los cafeteros que la están erradicando, los nombres no aparecieron por ningún lado. Sobre el PIC se dio el dato de ese día. En 23 semanas de AIC y PIC,  se les ha entregado el apoyo a 200.000 productores y  cerca de $150.000 millones.

Sobre la fertilización se habló sobre las investigaciones de Cenicafé al respecto, pues se ha encontrado que en las funciones de producción al aplicar el fertilizante, la planta responde con más producción hasta un nivel en donde dicha producción empieza a disminuir y el ejercicio de aplicar más fertilizante es antieconómico. Es lo que se llama la ley de los rendimientos decrecientes.

Además se  mencionó como los fertilizantes con respecto al año 2011 han bajado de precio. La úrea en un 16%, el Kcl un 5% y el 25-4-24 un 1.5%.

También se habló de la eficiencia en la fertilización, pues 35 bultos por hectárea de un fertilizante como el 17-6-18-2  son equivalentes a 24 bultos  de un fertilizante como el  25-4-24. Cualquiera de los dos satisface las necesidades nutricionales de una hectárea de café tecnificada, solo que el primero vale un millón de pesos más por hectárea que el segundo.

No hay duda, hoy tenemos una caficultura joven y resistente a la roya y un clima apropiado. Nos queda hacer el esfuerzo por fertilizar, pues hacer esta actividad sí paga. Para ello ya hay definidos más plazos y facilidades con algunas casas comerciales de fertilizantes.

Y finalmente se habló sobre el crédito de renovación, donde hoy con el Banco Agrario hay un Incentivo a la capitalización rural de un 40%. Es decir, de 6 millones de pesos que se prestan por hectárea para su renovación $2.400.000 no hay que pagarlos. Además se dijo que en los últimos tres años se han elaborado 129.000 créditos para 130.000 hectáreas y por $773.000 millones.

Pero además el Banco Agrario ya tiene más de 1.000 créditos para cafeteros con  cuotas que se venzan este año los cuales se podrán pagar en 4 años.

Quienes defendemos con respeto, pero  con pasión  esta institucionalidad, debemos mantener actualizados en nuestra memoria conceptos y cifras. Hoy hay un vocablo injustificado en manos de personas que emiten conceptos ligeros: “El Institucionalicidio” como lo llamó un profesor de la Universidad Javeriana.

La improvisación responsable es otra estrategia para defender a una Federación de Cafeteros la cual fue calificada al final del foro por los asistentes como absolutamente necesaria para Colombia.

Carlos Aramando Uribe, Profesor Yarumo 
1996 – 2013