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“La Biodiversidad sí paga”


Vale la pena  valorar un proyecto tangible : el de la incorporación de la biodiversidad en el sector cafetero en Colombia, proyecto que después de 5 años acaba de terminar y que se realizó en los departamentos del Cauca, Valle y Quindío. El área de influencia cafetera en Colombia es de 3.269.000 hectáreas y las hectáreas propiamente  en café suman 950.000. Sin embargo en esa área de influencia no siempre hay conectividad, es decir, no siempre las áreas de cultivos como el café, o de bosques, o de árboles  están conectadas para que la biodiversidad fluya, las aves encuentren continuidad,  la polinización de las especias de una región no se obstruya, o  para que el paisaje no tenga interrupciones.

El proyecto contó  con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas – PNUD y con recursos del Fondo Mundial de Medio Ambiente – GEF,  destacando entre los principales logros la certificación de más de 31 mil hectáreas de café que favorece la conservación de la biodiversidad; el establecimiento de más de mil hectáreas de herramientas de manejo de paisaje que logran la conectividad de cerca de 10 mil hectáreas de bosques Andinos, para lo cual se emplearon cerca de medio millón de árboles de 264 especies nativas.  Lo anterior asociado a mecanismos de Pago por Servicios Ambientales, realizando el primer programa de gases de efecto invernadero (GEI) con especies nativas certificado a nivel nacional, con una oferta de 9.475 toneladas de CO2.

A propósito, hay muchas maneras de conservar la  Biodiversidad, no siempre la única forma es a través del sombrío en el cafetal y esa manera es la conectividad. En estos mundos llenos de tecnología, que frescura se siente cuando  los enlaces o los ensambles no son precisamente tecnológicos, sino verdes.

Y esas maneras se llaman herramientas para el manejo del paisaje. Hace unos meses, binoculares en mano y en un sitio estratégico donde no pudiera perder de vista  cómo se enlaza el paisaje, observé con admiración en el norte cafetero vallecaucano cómo diversas áreas pobladas y despobladas de biodiversidad se conectaban.

Durante ese ejercicio pude interactuar con cafeteros y técnicos, actores irremplazables de este proyecto, y entender mejor la magnitud y eficacia de este esfuerzo. Ellos  de manera clara me fueron explicando las mencionadas herramientas. Por ejemplo, me hablaron de minicorredores, de cercas vivas, de sistemas agroforestales de café, de árboles aislados en potreros y de enriquecimientos de bosques.

Y claro, uno va al detalle. ¿Qué son minicorredores? La respuesta no se hizo esperar: “son pequeñas franjas o corredores que conectan áreas naturales productivas y que también se generan sobre márgenes de quebradas y ríos, son franjas mínimas de 5 metros de árboles de especies nativas y que al hacer las cuentas nos da por lo menos 3.000 árboles por hectárea”. “Esos minicorredores”, continuó mi interlocutor, “a pesar de tener cortas distancias de conexión y anchos variables su función es fundamental al restablecer la conexión  y posible movimiento de la fauna a través de ellos entre fragmentos; es decir, el minicorredor en todos los casos debe conectar fragmentos de bosques que estén aislados entre si”. Y así me fueron explicando  cada una de las herramientas del manejo del paisaje.

Este proyecto además, generó varios retos como lo dijo Raúl Jaime Hernández coordinador del programa de medio ambiente de la Federación de Cafeteros: “demostrar que la biodiversidad sí paga”. A propósito este programa generó recursos para premiar las buenas acciones en biodiversidad por el concepto de pago ambiental como se mencionó antes, pues 370 agricultores recibieron 84 millones de pesos porque sus árboles capturaron carbono. Incluso las alcaldías de algunos de los municipios comprometidos exoneraron de impuestos prediales por el área reforestada, entre un 30 y un 50%, a 155 productores de café, lo que corrobora lo expresado por Raúl Jaime.

El proyecto favoreció a 16 municipios de los tres departamentos y logró que cerca de 18.000 productores, técnicos y tomadores de decisión se capacitaran en este modelo de incorporación de la biodiversidad en el sector cafetero.

El primero y tercer  verso de Alvaro Mutis en su poema Nocturno refleja las bondades de un proyecto como este:

“Esta noche ha vuelto la lluvia
sobre los cafetales
sobre las hojas de plátano,
sobre las altas ramas de los cámbulos,
ha vuelto a llover esta noche un agua
persistente y vastísima que crece las acequias
y comienza a henchir lo ríos que gimen con
su nocturna carga de lodos vegetales”.

“Ahora, de repente, en mitad de la noche
ha regresado la lluvia sobre los cafetales
y entre el vocerío vegetal de las aguas
me llega la intacta materia de otros días
salvada  del ajeno trabajo de los años”.

Carlos Aramando Uribe, Profesor Yarumo 
1996 – 2013