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No hay imposibles para el joven cafetero Daniel Esteban Almánzar

 

Es un luchador: ha ido superando los inconvenientes de salud que se le han presentado y forma parte de una nueva generación de emprendedores cafeteros. Tal vez por los mismos desafíos que ha enfrentado, tiene una vocación de servicio muy desarrollada: también quiere servir a su comunidad como profesor. Esta historia de vida es un homenaje a su entereza.

Daniel Esteban es un joven de 14 años. Estudiante de la Institución Educativa Cirales, cursa noveno grado. Vive en la vereda Honduras, del municipio El Carmen de Chucurí, en Santander. Sus padres son Nicolás Almánzar y Luz Mary Cruz, y es el mayor de tres hermanos, incluidos José Miguel y Julián David.

Es ante todo un luchador, pues ha sobrevivido a todos los inconvenientes de salud que se le han presentado. A los 6 años le diagnosticaron diabetes, una enfermedad poco común en los niños.

Desde entonces inició un tratamiento riguroso y una dieta estricta, dejando de lado harinas, sal y azúcar en todos los alimentos que fuera a ingerir. También terminó por acostumbrarse a que le inyectaran insulina: al principio era tres veces al día, pero hoy por fortuna ya es sólo una diaria. Él mismo aprendió a aplicarse su propia dosis y ya está familiarizado con ella.

Cuando le diagnosticaron la diabetes, estuvo hospitalizado un mes, con un coma diabético de tres días. Ese año tuvo que interrumpir sus estudios por su delicado estado de salud. Temporalmente también perdió la visión (por seis meses) a causa de la diabetes.

Por su condición, su madre se convirtió en su propia maestra cuando Daniel cursaba los primeros dos años escolares. Por fortuna, cuando su salud mejoró, volvió a la escuela, con los debidos cuidados y siguiendo todas las recomendaciones médicas: ya que no le podía dar el sol, no podía jugar con los otros niños ni podía hacer ningún esfuerzo físico, además de cuidar su alimentación.

Hoy en día es un joven dinámico y activo a quien no le gusta quedarse quieto. Le agrada ayudar a su padre en las labores de la finca; le encanta estudiar, y su materia favorita es matemáticas. Daniel es de hecho quien siempre explica los temas de la escuela a sus dos hermanos menores. Ama los animales y está pendiente de alimentar a los cerdos, pollos y gallinas de su finca.

El sueño de Daniel es convertirse en un excelente maestro de matemáticas. Para lograrlo, quiere seguir siendo aplicado en sus estudios, graduarse de bachiller y luego empezar en una universidad pública una licenciatura en matemática pura y servir en su comunidad también como profesor.

Daniel es uno de los beneficiarios directos del proyecto “Una nueva generación de empresarios de café”, que la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) ejecuta en varios municipios de Santander tanto con recursos propios como con los de aliados como las fundaciones Efico y Collibri y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).

El proyecto busca brindar mejores perspectivas de vida a jóvenes cafeteros, ayudándoles a establecer sus propios cultivos y brindándoles acompañamiento, para que ellos a su vez sirvan como modelo de progreso y liderazgo regional y nacional.

Y el proyecto, sin duda, ha rendido frutos en la vida de Daniel, pues en una encuesta de seguimiento reciente fue él quien mostró las mejores emociones positivas a pesar de sus retos de salud.

Por lo mismo, Daniel reconoce que el proyecto ha sido una gran oportunidad que le ayudará a obtener ingresos, ahorrar dinero, financiar sus gastos universitarios y alcanzar su sueño de ser profesor, pero sin abandonar el café que hasta ahora tanto ha significado para él, su familia y su comunidad.